En México, los préstamos a corto plazo son una opción popular para aquellos que necesitan dinero rápido. Uno de los tipos más comunes de préstamos a corto plazo son los préstamos de 90 días, también conocidos como préstamos de tres meses. Estos préstamos son útiles para cubrir gastos imprevistos, pagar facturas o hacer reparaciones en el hogar.
En México, hay muchas opciones para obtener un préstamo de 90 días. La mayoría de las empresas que ofrecen préstamos en línea también ofrecen préstamos de corto plazo, incluidos los préstamos de 90 días. Además, hay muchas empresas que se especializan en préstamos de corto plazo y ofrecen servicios en todo el país.
Para obtener un préstamo de 90 días en México, es necesario tener algunos documentos básicos. Los prestamistas requerirán una identificación oficial con fotografía, como una credencial de elector o un pasaporte. También se requerirá un comprobante de domicilio reciente, como una factura de servicios públicos o un estado de cuenta bancario. Además, algunos prestamistas pueden solicitar un comprobante de ingresos, como una nómina o una declaración de impuestos.
Si no se puede pagar el préstamo en 90 días, pueden ocurrir varias cosas. En primer lugar, el prestamista puede cobrar cargos por pagos atrasados o incumplimiento del contrato. Además, el prestamista puede reportar el incumplimiento del contrato a las agencias crediticias, lo que puede afectar negativamente el historial crediticio del prestatario. En última instancia, el prestamista puede tomar medidas legales para recuperar el préstamo, lo que podría resultar en una demanda o incluso en la confiscación de bienes.
A continuación, se presenta una lista de algunas de las empresas en línea que ofrecen préstamos de 90 días en México:
Es importante tener en cuenta que cada prestamista tiene sus propias políticas y requisitos para otorgar préstamos, por lo que es necesario investigar y comparar antes de tomar una decisión. Además, es importante leer cuidadosamente los términos y condiciones del préstamo antes de firmar cualquier contrato para evitar sorpresas desagradables en el futuro.